La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es colocada en la iglesia de Santa María de Lanzarote, en Teguise, por Diego García de Herrera, con motivo de su toma de posesión como Señor de Canarias. A partir de ese momento, la iglesia pasó a denominarse "Iglesia matriz y parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe".
Inés de Peraza regula el impuesto del "quinto", según el cual se debía pagar a los señores de la isla uno de cada cinco artículos de recolección y de producción que se generasen.
El papa Benedicto XIII declara la zona de Rubicón "Ciudad Rubicense" y la señala como diócesis de un obispado, pasando a ser la pequeña ermita de San Marcial allí construida dependiente de la de Sevilla.
Se traslada la Sede Episcopal Rubicense a Gran Canaria alegándose cuestiones de seguridad e indefensión.
Los Reyes Católicos asumen la conquista de Gran Canaria, La Palma y Tenerife, indemnizando con cinco millones de maravedíes a la familia Herrera Peraza, que detentaba los derechos de conquista. Desde entonces Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera quedaron como islas de señorío en manos de los descendientes del matrimonio de Inés Peraza y Diego García de Herrera.
En 1590 es apresado el escribano lanzaroteño Francisco Amado cuando llevaba una carabela con trigo a Madeira. Amado desempeñó los oficios de escribano público y del Concejo.
En 1584 fue creado el pósito de cereales de Lanzarote gracias a las leyes dictadas por Felipe II ese mismo año.
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